Es una fortuna y así lo entiende él, agotar turnos esta temporada con los Tigres del Licey, después de lo que le ocurrió el pasado 20 de marzo.

El lanzamiento fue tan rápido, que Rymer Liriano no pudo vencer la velocidad de reacción para evitar una recta, Esa que golpeó la parte superior izquierda de cabeza, y que lo sacó del béisbol de Grandes Ligas para todo el 2016.

Como resultado, Liriano juega con un casco protector especial, el cual le protege su pómulo izquierdo. No es el único. En la historia, varios peloteros, después de ser golpeados, han tenido cascos o máscaras especiales. En 1979, Gary Roenicke usó uno y más recientemente Giancarlo Stanton (2014).

Fue en un partido de pretemporada entre los Cerveceros de Milwaukee y los Dodgers de Los Angeles. El lanzador angelino, Matt West, sirvió un pitcheo que golpeó a Liriano, y lo llevó al suelo.

Ahí permaneció boca abajo por cerca de tres minutos, hasta que fue sacado en camilla, ayudado por el cuerpo médico de Milwaukee.

“Gracias a Dios por darme la oportunidad y la fortuna de seguir jugando. El accidente que tuve fue de no seguir jugando”, señala Liriano.

Y no es para menos. La descripción que él ofrece de lo que vivió tanto antes como después de la cirugía es casi fantasmagórica. “Tras esa operación tuve muchas situaciones: dolor de cabeza, náuseas, no podía dormir, las luces me molestaban, la bulla me molestaba, hablar con una persona me molestaba, no podía mirar”.

El pelotazo, recuerda, lo golpeó en la nariz y se la torció, señala. “Me la fracturó en tres partes, me partió el pómulo. Siguió fracturándose hasta la orilla del ojo izquierdo.

Después de eso tuvieron que operarme por la esquina del ojo izquierdo, por fuera. Me hicieron una cirugía plástica. Me reconstruyeron los huesos, me enderezaron la nariz, me pusieron dos tubos, me la pusieron un poco más fina”.

Después de eso pasaron cinco meses, y a finales de agosto es cuando comienza a batear. “Sentía la bola bien rara, chiquita y muy rápida, la veía como a 100 millas”, señala.

Béisbol dominicano

Terminada su experiencia de 2016, Liriano fue colocado en “waivers” por los Cerveceros, y fue reclamado por los Medias Blancas de Chicago, donde espera demostrar que pertenece al circuito mayoritario.

En lo que eso llega, Liriano profundiza la escuadra azul en los jardines, pero, además, es la primera vez que juega un béisbol de alto nivel después de su proceso de salud. “Lo estoy cogiendo como quien dice, mi Grandes Ligas”, expresa el jardinero azul.

Con los Tigres batea .343, 12 hits en 35 turnos y 13 partidos jugados. Es el mejor bateador de los Tigres, aunque de forma nominal.

Este ha sido el resultado de un proceso en el que agradece a su esposa por el apoyo brindado para salir del foso en que cayó. “(Mi esposa) me dijo tranquilo, no te caigas. Fui trabajando día a día y poniéndole más empeño, y gracias a Dios me dio la fortuna otra vez de seguir jugando”, apunta.

A reponerse de lo malo

El béisbol tiene una larga lista de peloteros que han perdido su carrera inmediatamente, o en el futuro inmediato, incluso muertes. Liriano superó todo eso para hoy pararse a batear en un estadio, con la esperanza de volver a las Mayores y ganarse su puesto.

Un positivo Liriano, de 25 años de edad, tuvo que sobreponerse a los pensamientos pesimistas que le llegaron. “Lo que más pensé es que en las situaciones malas nadie te quiere ayudar. Algunas veces a uno le pasa las cosas y tiene que darse cuenta quiénes son tus amigos y quiénes no. Eso me permitió madurar más. Saber lo que quiero”.

Tanto así que transmite un mensaje muy conocido en el deporte, especialmente en el lenguaje beisbolero: “me puse pa’ lo mío. Si no me hubiera puesto, nadie se iba a poner pa’ mí”.

Casos de bolazos reconocidos

Ray Chapman (Indios)

16 de agosto, 1920. Golpeado por Carl Mays, (Yanquis); murió por el impacto.

Kirby Puckett Minnesota)

28 de septiembre, 1995, una bola rápida de Dennis Martínez (Cleveland), le rompió la mandíbula, le provocó problemas de visión, y lo alejó temprano de su carrera, después de darle dos títulos mundiales a su equipo. Luego tuvo glaucoma. Sólo jugó 12 campañas.

Mickey Cochrane (Detroit)

Golpeado por Irving Hadley (Yanquis) el 25 de mayo de 1937. Estuvo inconsciente por 10 días. Nunca más fue el mismo. Tuvo rotura de cráneo, lo que detuvo su carrera.

Mike Jorgensen (Texas)

fue golpeado en la cabeza por Andy Hassler (Boston) el 28 de mayo de 1979. Apareció como bateador emergente el 31 de mayo, y no volvió hasta el 1ro de julio. Después de sufrir varios dolores de cabeza, se descubrió que tenía coágulos de sangre en su cabeza; ya en el hospital sufrió una convulsión que casi lo mata. Jugó en la Serie Mundial de 1985, y en ese equipo también estuvo, coincidencialmente, Hassler.

Adam Greenberg (Chicago Cubs)

9 de julio, 2005. Golpeado por el dominicano Valerio de los Santos (Marlins). Una bola rápida lo sacó de circulación para jugar en las Mayores. Greenberg se presentó a batear de emergente en el noveno, dos días después de ser llamado a las Mayores. Fue golpeado directamente en la parte de atrás de la cabeza con una bola rápida a 92 millas por hora al primer lanzamiento de De los Santos. Sufrió una contusión leve, pero nunca fue el mismo. Jugó también en Israel.

Mike Piazza (Mets)

Golpeado por Roger Clemens en la temporada regular del 2000. Le impidió asistir al Juego de Estrellas. Sufrió contusión. Luego se encontraron en la Serie Mundial y se recuerda cuando en el juego 2 lanzó el bate roto en dirección de Piazza, luego que a éste se le quebrara tras un pitcheo de Clemens.

Giancarlo Stanton (Marlins)

Fue golpeado en la cara por Mike Fiers (Milwaukee) el 11 de septiembre de 2014. Duró casi 5 minutos en el suelo y fue llevado al hospital. Sufrió una herida con múltiples fracturas faciales, que ameritó varios puntos, y necesitó reparación o reemplazo de cinco dientes.

David Wright (Mets)

15 de agosto de 2009, golpeado por Matt Cain. Golpeado en el oído izquierdo quedó mareado; se paró después de varios minutos, y fue llevado en ambulancia al hospital.

Edgar González (San Diego)

Es hermano de Adrian González, 18 de julio, 2009, golpeado por Jason Hammel (Colorado). Debió ser llevado al hospital. Problemas de audición en días siguientes.

Samuel Sosa (Cubs)

21 de abril, 2003; golpeado por su compatriota Salomón Torres, le rompió el casco protector en el área de la oreja. No pasó más nada serio de ahí.

Gary Roenicke (Baltimore)

Golpeado en 1979. Recibió 25 puntos en los labios. Una semana después él regresó con una máscara especial de fútbol americano, pero con sólo dos barras frente a su boca.

Tony Conigliaro (Boston)

Fue golpeado por Jack Hamilton (Angelinos) el 18 de agosto de 1967. Como resultado, la retina y el ojo izquierdo quedaron muy lastimados. Se perdió el resto de la temporada y toda la de 1968. En 1969 se ganó el regreso del año, pero volvió a empeorar, y se retiró en 1971 con 26 años. Mejoró e intentó, sin éxito, regresar en 1975.

Dickie Thon (Astros)

Era una figura para Houston. En el quinto juego de la temporada de 1984 fue golpeado en la cara por una bola rápida de Mike Torrez, que le rompió el hueso orbital y quedó parcialmente ciego. Retornó el año siguiente, pero nunca fue el mismo. La temporada anterior a la que fue golpeado, venía de dar 20 jonrones, asistir al juego de estrellas y un bate de plata.

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